mercredi 13 novembre 2019

Hay corrupción y politización de la justicia para todos, sin excepción.


El abuso de las prisiones preventivas o cuando el acusado todavía no tiene condena en firme se convirtió en moneda corriente en los últimos años en América Latina” (y sobre todo en argentina) afirma el periodista Luis Bruschtein de Página 12[1], ex miembro de la organización Montoneros.

Sr. Luis Bruschtein
Si bien el artículo comienza analizando la situación de la justicia en Argentina y América Latina de manera acertada, rápidamente el texto se transforma en panfleto de un militante de otros tiempos, aportando informaciones orientadas tratando con ellas de desinformar. 

La politización de la justicia es la regla en Argentina, no hay imparcialidad, independencia, ni objetividad en los jueces de la Nación. En todos los juicios hay una fuerte influencia política e ideológica, no solo en los que tratan los hechos de corrupción de hombres políticos, sino también y sobre todo en los ilegales juicios de lesa humanidad donde los magistrados federales violando principios de legalidad, constitucionalidad, convencionalidad y utilizando la “íntima convicción”, condenan sin probar el delito o crimen de los ex agentes del Estado que se opusieron a los grupos terroristas en los 70. Los periodistas también acusan y condenan sin pruebas, el Sr. Bruschtein no puede negar esa realidad.

En nombre de una ilegal política de Estado, con la complicidad de las mal llamadas ONG, la justicia violó los derechos humanos, la Constitución Nacional y las Convenciones Internacionales, de las personas acusadas de lesa humanidad que en los 70 protegieron las instituciones del Estado y la sociedad de los ataques armados de las organizaciones terroristas que intentaron tomar el poder por las armas. No todos los argentinos son iguales ante la ley.

Argentina no tiene solo 30 Prisioneros Políticos como afirma el Sr. Bruschtein, el sistema judicial argentino detiene más de 3000 hombres y mujeres de diversos sectores socio-profesionales que no integraron los grupos armados ilegales de los 70. Esos Prisioneros Políticos, con prisiones preventivas de más de 10 años, sin condenas firmes, la justicia les niega toda demande de excarcelación.

Recordando al Sr. Bruschtein que no por que repita y afirme sus dichos, estos se transforman en verdades. En Argentina jurídicamente en los años 70 no hubo crimen de genocidio. El mismo no puede ser reconocido por voluntad personal o por la expresión militante “en el contexto o en el marco”, por consecuencia no hay genocidas ni la apología de ese crimen. Utilizar esa palabra, es despreciable y miserable por la memoria de las víctimas y sus familias, que vivieron esa inhumana situación en un momento histórico preciso. Ningún historiador o jurista responsables pueden asociarlo con la Argentina actual o de los 70. Al contrario, hubo grupos terroristas, que cometieron actos terroristas y hay ex – terroristas. Afirmar un genocidio en Argentina releva de la ciencia ficción y de la irresponsabilidad judicial, social, moral, es utilizar palabras sin sentido ni valor tratando de crear conceptos ex -nihilo.

Sr. Bruschtein, reconozca que sus reivindicaciones deben ser de aplicación real para todos los ciudadanos por igual porque si no estaría violando el objeto de su artículo. No puede defender los derechos de unos y dejar o favorecer que vulneren los derechos de otros, de lo contrario su argumento sería inoperante. O hay corrupción, injusticia, politización de la justicia en la Argentina que afecta toda la sociedad o no hay nada de lo denunciado. La legitimidad de sus palabras está en juego.

¿Porque un juez politizado, corrupto, tendrá un comportamiento ilegal en uno juicio y no en otros?, el juez es el brazo armado del poder político. Paris, 13 noviembre 2019, CasppaFrance

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