El
uso arbitrario de la prisión preventiva, el deterioro en las condiciones de detención,
la cultura del odio, las persecuciones, las acusaciones falsas, las cadenas perpetuas,
son entre otros abusos del poder sancionador de los que hace referencia el Papa
Francia, violaciones cuyas víctimas directas se encuentran los presos políticos, ex agentes del Estado de los 70, acusados ilegalmente
de lesa humanidad. Para los acusadores de estas personas no hay posibilidad de diálogos,
encuentros, perspectivas de paz y reconciliación. Solo cuentan las palabras de
venganza, no perdonamos, no nos reconciliamos, no olvidamos.
Pero
el Santo Padre en su discurso del 15 noviembre pasado, ante los participantes
al XX congreso mundial de la Asociación Internacional de Derecho Penal[1], guarda
silencio sobre estos presos políticos, presos ilegales, que no son hombres políticos,
en su mayoría católicos, pese a que el 29octubre pasado en el mismo Vaticano, el
Obispo Castrense argentino, Mgr. Olivera denunció las violaciones al derecho
penal y a los derechos humanos[2] contra numerosas personas representativas de las instituciones del Estado argentino de los 70. Paris,
16noviembre2019, CasppaFrance
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