“Para que con la sabiduría de los que la gobiernan
acertemos con los caminos que nos conduzcan a una convivencia mas fraterna, mas
justa y mas atenta a muchas personas y familias que padecen la falta de pan, detrabajo y de seguridad”, fueron las palabras
justas y verdaderas del Obispo Stanovnik en su homilía del 04 mayo pasado en el
Vaticano.
Pero
también hay otra realidad que los prelados argentinos guardan silencio.
¿Cuándo
la iglesia católica argentina hará saber al mundo que en ese país se están violando
los derechos humanos de más de 3000 personas (en su mayoría católicos), hombres
y mujeres, victimas de ilegales juicios pronunciados por una justicia de
venganza aliada con los gobiernos desde 2003? Ningún obispo, ni el Papa
Francisco, ignoran la situación, pero prefieren callar para no provocar el
descontento de grupos políticos y de organizaciones mal llamadas de derechos
humanos, que luego criticarán la vida interna de la iglesia. Es un chantaje en
el que se pone en juega la vida, la libertad de personas y la esencia misma del
ser humano. Ninguna alianza con el diablo tendrá resultados positivos, de paz, reconciliación
y prosperidad para la Argentina sino se dice la verdad.
Las
autoridades de la iglesia argentina y del Vaticano, saben que ex agentes del
Estado, magistrados, abogados, médicos, académicos, periodistas, capellanes,
que ejercieron funciones en los 70 bajo el gobierno militar, se les violan sus
derechos humanos y principios fundamentales de justicia: aplicación de la
retroactividad penal, responsabilidad penal colectiva, analogía penal,
prisiones preventivas ilimitadas, utilización de medidas de excepción, no se
respeta la prescripción ni las amnistías….
Esos prisioneros políticos, son mayores de 70 años,
enfermos, con servicios médicos insuficientes en las cárceles como recientemente
lo afirmó la justicia en el caso del sindicalista Suárez. Además, son víctimas de persecuciones
políticas, sociales y civiles, se realizan escraches en sus domicilios, en la
calle cuando circulan, las municipalidades los consideran personas non-grata…Nada de eso se puede ignorar.
¿Porque
el temor de interesarse públicamente a esas personas que, en los años 70, protegieron
las instituciones del Estado y la sociedad, de los ataques armados de grupos
terroristas que buscaban llegar al poder por las armas? Esos grupos ilegales no
defendían ni los derechos humanos, ni la democracia y aún menos la religión católica.
Cuál es el motivo de vuestro silencio dado que tienen la posibilidad de no ser jueces
penales ni morales.
La
iglesia católica argentina abandonó esos fieles, ¿Quiénes acompañan esos
prisioneros políticos en sus últimos momentos de la vida? Porque en realidad mueren
abandonados, a veces con la presencia reservada de la familia sino con sus
compañeros de cárcel. ¿Quiénes acompañan las familias de esos presos? ¿Quienes
asisten espiritualmente esos hombres y mujeres?
Porque
el silencio de la Iglesia Católica Argentina y del Vaticano, cuando siempre
defienden la pena de muerte, la eutanasia, el aborto, libertad, los derechos
fundamentales, la vida, el ser humano en su totalidad y en esa dimensión cual
es la diferencia para no interesarse con la situación de los Prisioneros
Políticos que en la realidad son condenados a una muerte penal, civil y social.
¿El objetivo que acepta la iglesia es que mueran en las cárceles? Acaso, esos
hombres y mujeres no son seres humanos que merecen la misericordia de la
iglesia, ni la atención seria de ninguna autoridad eclesiástica.
No
se puede continuar con reuniones en
catimini, para escuchar que no existen buenas relaciones con el gobierno o
la justicia con quien hablar de esta grave situación porque se interpreta que
solo se defienden a los católicos cuando se tiene el apoyo de los gobiernos y
magistrados. ¿Qué palabras de esperanza llevamos entonces a los católicos hoy
perseguidos en el mundo por regímenes integristas, dictatoriales o por grupos islámicos?,
protéjanse como pueden porque la iglesia católica no puede hacer nada por
ustedes. Los cristeros se confrontaron
al poder político en plaza, defendieron la iglesia católica y sus fideles. Debemos quizás asumir la contradicción por
la cual la moral condena la hipocresía mientras que la practica social la
impone.
Finalmente,
visto las vivencias de esas personas en Argentina, la iglesia católica, no se debe sorprender si números fieles abandonan la
misma para orientarse hacia otras iglesias, creencias o dogmas, porque se
sienten más comprendidos y protegidos. El silencio es cómplice y deja que los
violadores continúen atacando los Prisioneros Políticos. Unas palabras de
la iglesia católica argentina serán bienvenidas. Paris, 05 mayo 2019.
CasppaFrance
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