Durante
el debate presidencial del 13 octubre pasado, el candidato Alberto Fernández,
no solo demostró cuál será su política de derechos humanos y en los ilegales
juicios de lesa humanidad, sino que mintió al declarar: “Parece que hay
gente que piensa que los derechos humanos son un curro, otros que piensan
que el genocidio no existió, no pueden ser otra cosa que un
imperativo moral de la sociedad argentina, no hay mucho más que hablar”[1]
y de manera autoritaria puso punto final sobre la posibilidad de ir más lejos sobre el tema o intentar discutir, dialogar.
Pensar: Afortunadamente la acción de pensar no es un
delito sino un derecho fundamental y un proceso cognitivo, de lo contrario una gran parte de la sociedad
seria culpable por expresar una opinión, otro punto de vista, cuando el acto de pensar hace
parte del debate republicano, democrático. El candidato Fernández trata sutilmente
de hacer una analogía del verbo y la acción de pensar como un hecho ilícito, de duda innecesaria, inmoral y
hasta limita ese derecho al decir “no hay mucho más que hablar”.
En
nombre de la libertad de expresión, si se puede y se debe hablar de los
derechos humanos, por la forma ilegal que son reconocidos actualmente con
unos u otros. Hay mucho que decir, no es el monopolio de los que revindican la
violencia armada de las organizaciones terroristas de los 70, no puede ser un útil
de venganza disfrazada en justicia, ni un instrumento que sirva a construir una
mentira oficial.
Si,
los derechos humanos son un curro por la puesta en
práctica de una ilegal e irresponsable política de Estado de derechos humanos, una exagerada
utilización de derechos subjetivos en todos los aspectos de la vida social,
política, económica…por las subvenciones, indemnizaciones, financiamientos,
otorgadas por el Estado, Provincias, Municipios a los ex terroristas, sus
familias o asociaciones que defienden o justifican la lucha armada de los 70. El
coste ilimitado de los gastos judiciales en los ilegales juicios de lesa
humanidad. Las elevadas asignaciones presupuestarias en el gasto público. El mensaje que todo está relacionado con todo es inoperante
Miente
el profesor de derecho Alberto Fernández
porque en los años 70 no hubo genocidio en un contexto de conflicto armado
donde las organizaciones terroristas intentaron tomar el poder por las armas y
aquellos que defendieron la sociedad y las instituciones del Estado de esos ataques
o que no integraron esos grupos ilegales.
-
En Argentina
jurídicamente no hubo crimen de genocidio que no pueden ser reconocidas por la
expresión en el contexto o en el marco, por consecuencia no hay genocidas ni la
apología de ese crimen. Utilizar esa palabra, es despreciable y miserable por
la memoria de las víctimas y sus familias, que vivieron esa inhumana situación
en un momento histórico preciso. Por las calumnias e injurias que efectúa el
candidato presidencial merece el rechazo de la sociedad y de las personas que
vivieron esos crímenes, ningún historiador o jurista responsables pueden
asociarlo con la Argentina actual o de los 70. Al contrario, hubo grupos
terroristas, que cometieron actos terroristas y hay ex – terroristas. Afirmar
tipologías de genocidios inexistentes releva de la ciencia ficción y de la
irresponsabilidad política, judicial, social, moral, es utilizar palabras sin sentido ni
valor tratando de crear conceptos ex -nihilo.
En
esas afirmaciones, en realidad mentiras, el candidato Alberto Fernández anticipa públicamente como orientará
su política de derechos humanos y el rol en los ilegales juicios de lesa
humanidad, no será una sorpresa, porque fija una conducta imperativa al declarar
que no hay nada más a discutir sobre el tema, sin importarle la libertad de
expresión, de opinión, los derechos fundamentales de los acusados, la investigación
académica, debates jurídicos, la justicia…. ¿cómo piensa limitar o neutralizar el
hecho de pensar que es el cogito cartesiano o Parménides afirmando
“es lo mismo pensar que ser”?
La
discursiva política del profesor Fernández, de ganar las elecciones, se tranformará en un futuro gobierno
autoritario y dictatorial que continuará a violar los derechos humanos de los
presos políticos que se opusieron a los grupos terroristas de los 70. Inaceptable.
Paris, 14 octubre 2019.
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