Con
fin de la segunda guerra mundial, donde hubo millones de muertos, desaparecidos,
genocidio, heridos, países destruidos, sufrimientos morales, físicos, penurias,
pobreza extrema, destrucción del aparato productivo, persecuciones,
juicios....luego de un periodo razonable esa situatión no se vivió como curro toda una vida
como en el caso argentino. En Europa en los años 50 ya se pensaba en la asociación
de países enemigos para construir el futuro.
Argentina
y sus militantes que reivindican la lucha armada de los 70, los que defienden las
organizaciones terroristas de esa época, los que no se preocupan de las víctimas
que dejaron esas organizaciones, los que saben que esas organizaciones no defendían
la democracia, los DDHH, la justicia o el Estado de derecho, hoy día los
llamados militantes de derechos humanos en realidad no quieren construir una
Argentina futura, no quieren buscar la cohesión nacional, la pacificación de
todos los ciudadanos, solo los inspira el odio, la venganza, la destrucción de
todos los sectores socio profesionales de los 70 que no integraban los grupos
terroristas.
Que
digan directamente, públicamente, honestamente, que quieren hacer con los que
ellos acusan, sus enemigos. Los militantes subjetivos de derechos humanos,
supuestamente víctimas, no pueden transferir sus problemas personales a cada individuo
de la sociedad responsabilizándolos y hacerlas causa nacional, como solo objetivo
de política para un gobierno. Es imponer una idea a los que piensan diferente y
es contrario a los principios democráticos.
Esas
personas, asociaciones, organizaciones, militantes, no pueden toda una vida
vivir de ese negocio. Es hora de sacar el país de la catástrofe de la que se
encuentra, impulsarlo a un futuro diferente, y no quedar paralizado en el
pasado. Reuniones de este tipo solo destruyen más la sociedad, la Nación, sus
instituciones y particular el ciudadano que buscan vivir en un país digno. Paris,
08 diciembre 2019. CasppaFrance
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