Los Estados, en Europa en particular, deben realizar todos los esfuerzos para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional ante un conflicto regional (recordando el articulo 1 y 2 de la Carta de la ONU), y no fomentar, prolongar la guerra entre Rusia y Ucrania aportando armamento, ayuda militar, apoyo político o económico. Ello únicamente no solo producirá más muertos, la destrucción de infraestructuras, la radicalización y la división social, sino nuevas amenazas que llevaran anos recuperarlas, como el desplazamiento de la población, penuria, hambre, problemas energéticos, contaminación ecológica. El peligro de una extensión mundial del conflicto es posible, agregándose al actual combate contra el terrorismo internacional.
Los gobiernos, las instituciones internacionales y los militantes que dicen defender los derechos humanos no deben participar por procuración en este conflicto armado regional, inclinarse por la demostración de fuerza de uno sobre el otro para obtener el triunfo militar o ideológico que puede llevarse a un plano internacional.
No se puede argumentar defender los derechos humanos violándolos. Prolongar la guerra no es la solución. Hay que saber terminar una guerra. Un grupo de contacto debe actuar de manera urgente para ello, constituido de expresidentes o jefes de Gobierno europeos (por ejemplo, Angela Merckel, Nicolas Sarkozy, David Cameron, Felipe González y Mario Draghi, cuyo gobierno presentó ya oportunamente un plan de paz) quienes, luego de entrevistar las partes presentara una hoja de ruta garantizando el acordado.
La prensa y los militantes por la paz deben contribuir a ese desafió porque la seguridad internacional está en juego. Démosle una oportunidad a otra opción que no sea reemplazar equipos militares. La campaña por el fin de la guerra comienza ahora.
Mario Sandoval
Presidente de Casppa France.
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