NO EN MI NOMBRE.

Bajo el pretexto del "orden público", en nombre de la "política de Estado", invocando "obligaciones internacionales" y el "compromiso con los derechos humanos", se están tomando decisiones políticas y judiciales que no me representan, que no respetan la verdad, ni la justicia, ni la dignidad humana. Se violan impunemente, públicamente, los DDHH de los adultos mayores, acusados arbitrariamente de haber cometido crímenes de lesa humanidad. No en mi nombre.
Porque no acepto que:
Se instrumentalice el noble y necesario lenguaje de los derechos humanos para encubrir decisiones individualmente persecutorias, revestidas de legitimidad formal, pero carentes de toda ética y equidad.
En nombre del interés general, se justifiquen violaciones concretas y selectivas de derechos fundamentales, aplicadas con saña sobre personas adultas mayores, que, por su edad y condiciones, merecen un trato humanitario y ajustado al debido proceso.
Se exploten las herramientas normativas de los organismos internacionales y los principios constitucionales, no para garantizar justicia, sino para validar prácticas de venganza política, degradación judicial y negación de garantías básicas.
Se tergiverse el concepto de lesa humanidad, convertido en un arma de aplicación arbitraria y retroactiva, erosionando los cimientos del derecho penal y de los principios universales de legalidad, presunción de inocencia y trato digno.
No en mi nombre, cuando se legisla, se decreta o se resuelve, violando la equidad y la razonabilidad.
No acepto que se invoquen compromisos internacionales cuando su interpretación y aplicación se hacen a costa de:
La fragmentación del Estado de Derecho,
La eliminación práctica de la prescripción y la irretroactividad de la ley penal,
El quebrantamiento de la imparcialidad judicial,
La indiferencia institucional frente al deterioro físico y psicológico de personas ancianas, detenidas en condiciones indignas, sin acceso efectivo a la salud, la defensa ni la verdad.
No en mi nombre, cuando los fallos judiciales se dictan como si fueran resoluciones políticas, sustituyendo al derecho por la conveniencia ideológica.
Porque el verdadero compromiso con los derechos humanos no puede ser selectivo, ni funcional, ni condicionado. No puede aplicarse como herramienta de castigo personalizado, mientras se niega a los acusados las garantías que a todos deben proteger.
Reivindico los derechos humanos integrales, sin doble estándar, sin venganza encubierta, sin distorsión política.
Defiendo un Estado donde:
La ley rija para todos, sin excepción ni manipulación,
Las decisiones judiciales sean fruto de la imparcialidad, no de la presión política ni de compromisos ideológicos,
La edad, la salud, y las condiciones humanas sean contempladas en toda política carcelaria y judicial, conforme a los tratados internacionales verdaderamente respetados,
La verdad histórica y la justicia penal no se conviertan en terreno de revancha, sino en un espacio de búsqueda de equilibrio, reparación y garantías efectivas para todos.
Por eso, hoy y siempre, frente a las resoluciones, leyes, decretos o fallos que, bajo la máscara de los derechos humanos, persiguen, degradan y vulneran a los adultos mayores, acusados arbitrariamente de lesa humanidad, en condiciones de indefensión o deterioro, digo con claridad y firmeza: ¡NO EN MI NOMBRE!
Casppa France.
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